Bella traición

Siempre supe que no serías mío.  Pero lo que nunca imaginé, ni siquiera en mis peores pesadillas, es que me traicionarías de la forma más cruel y perversa. Tu amistad era lo más importante para mí.  Me consolaba con tenerte cerca de alguna forma. Pero algo cambió en mí cuando de tus labios salieron tu confesión. Estabas enamorado de otra. Entonces entendí que tus atenciones, caricias y abrazos eran sólo muestras del cariño que existía entre nosotros como amigos y confidentes que éramos. Supe entonces que jamás permitiría que me volvieses a poner una mano encima. Tenía que protegerme a mí misma de ti, de mi deseo. Pero esa misma noche toda tu atención se centró en mí. Bajo aquella manta que nos protegía del frío invierno empezaste a acariciarme. Peinaste mi pelo, tus dedos recorrieron cada milímetro,  cada poro.Tus suaves manos acariciaron mi piel con tanta dulzura que no pude oponerme. Me dejé llevar,  me deje entera para ti. Todo en ti me hacía temblar y estremecerme en un suave placer. Todo mi ser se alteró de tal forma que mi mente se nubló. Ya no podía pensar en nada. Ya no podía centrarme en mi promesa. Toda mi atención se centró en darte todo, hacerte sentir lo que yo sentía. Te aceleraste de tal forma que dolía. Una lágrima invisible recorrió mi rostro al recordar que me estaba equivocando. Yo no debía ser tuya. No te quería. No quería nada de ti. Aparté tus manos de mí. Me giré y me encogí en tu regazo avergonzada. Me sentía sucia y manipulada, usada y vacía. No quería mirarte a la cara. Cuando todo acabó, cuando sentí como un estallido de dolor y furia agitaba mi interior, viniste a mí y me abrazaste. Me sentí confundida. ¿Acaso era cierto que me querías? Tonta de mi. Era mi premio de consolación. Eran tus palabras frías e insensibles que me decían: "Buena chica". Y te abracé por no caerme, por mantener la postura, por no derribar el poco orgullo y la poca dignidad que me quedaban. Aquella noche hiciste de mi un alma en pena, un espíritu vacío,  una sombra. Aquella noche mataste toda mi alegría. Aquella noche ahogaste mis ganas de vivir y disfrutar. Nunca sabré que es el amor, porque cerraste las puertas de mi corazón impidiendo que nadie más pudiera pasar. Esta fue tu traición.  Tu bella traición.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amigo mío...

Domingos

Amargos recuerdos